El Sevilla volvió a tropezar en casa y lo hizo de la manera más dolorosa: después de dominar durante buena parte del primer tiempo, acabó cayendo 1-3 frente a un Mallorca que aprovechó cada error para dar la vuelta al marcador. Los de Matías Almeyda, que comenzaron con energía y empuje, se desmoronaron en la segunda mitad ante un rival más práctico y eficaz.
El encuentro arrancó con ritmo alto y un Sevilla decidido a imponer su ley. La presión intensa en campo rival obligó al Mallorca a refugiarse atrás, y el gol local no tardó en llegar. Corría el minuto 16 cuando Carmona ganó la línea de fondo y sirvió un centro que Maffeo no acertó a despejar; el balón quedó franco para Vargas, que lo mandó al fondo de la red por debajo de Leo Román. El Sánchez-Pizjuán celebró con entusiasmo un tanto que parecía marcar el camino hacia una tarde tranquila.
Sin embargo, tras ese arranque prometedor, el Sevilla fue bajando el ritmo. La lesión temprana de Azpilicueta, sustituido por Ramón Martínez, y el calor del mediodía frenaron el ímpetu local. El Mallorca empezó a asentarse y a inquietar con centros laterales, aunque sin acierto. Isaac tuvo una gran ocasión para el 2-0 antes del descanso, pero su remate no encontró portería.
En la reanudación, el guion cambió por completo. El Mallorca salió con otro aire y aprovechó la falta de precisión sevillista para meterse en el partido. Una pérdida de Suazo permitió a Muriqi empatar en el minuto 67. El gol dejó tocado al Sevilla, que se desordenó y volvió a cometer errores graves en la salida de balón. Apenas unos minutos después, una pérdida de Januzaj propició el 1-2 visitante, y tras el parón de hidratación, llegó el golpe definitivo: el Mallorca firmó el tercero ante un rival sin reacción.
El tramo final fue un quiero y no puedo de un Sevilla hundido anímicamente, incapaz de generar peligro ni de transmitir sensaciones de rebeldía. El Mallorca, sólido y eficaz, supo manejar el resultado hasta el pitido final. La derrota deja muy tocado al conjunto nervionense, que vuelve a mostrar su fragilidad y se aleja de los puestos europeos mientras el Pizjuán empieza a impacientarse con su equipo.
